viernes, 15 de junio de 2012

Lo que el panismo no pudo ni supo recodificar


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No ganará Peña Nieto
-Ricardo Alemán

Una de las hipótesis más aceptadas sobre las razones que habrían detonado el eventual regreso del PRI, al poder presidencial, es que nadie puede hablar, en rigor, del triunfo de Enrique Peña Nieto. No, lo cierto es que si gana el Partido Revolucionario Institucional lo correcto será hablar de una penosa derrota cultural de las llamadas izquierdas y, claro, de la derecha.
En otras palabras, que el próximo 1 de julio —dentro de dos domingos— no ganará Peña Nieto, como lo señalan casi todas las encuestas, sino que las fallas, los errores, los dislates y las torpezas habrán llevado a la derrota de Josefina Vázquez Mota y de Andrés Manuel López Obrador, junto con sus respectivos partidos.
Y no, no se trata de un juego de palabras, tampoco de una broma de mal gusto y menos de escarnio de lo que parece una fatalidad —la victoria del candidato del Revolucionario Institucional—, sino de un intento por explicar algunas de las razones por las que pudiera regresar al poder presidencial el viejo partido tricolor.
Y el regreso se daría —si se confirma la victoria de EPN— a pesar de escandalosos negativos que le acarrean desprestigiados gobiernos como el clan Moreira, ex gobernadores como Tomás Yarrington, Mario Marín, Ulises Ruiz, Fidel Herrera… y políticos de alto desprestigio como Carlos Salinas y Arturo Montiel, además de nefastos liderazgos sindicales petroleros, ferrocarrileros y muchos otros, sin faltar pillos como los jefes de la mafia social llamada Antorcha Campesina, entre muchos otros.

¿Por qué, a pesar de ese descomunal descrédito, el PRI podría resultar ganancioso?

¿QUÉ PASO?

La pregunta obliga. ¿Qué fue lo que pasó, por qué razón, muchos millones de mexicanos —por ahí de 20 millones de votantes— prefieren al viejo PRI antes que la continuidad del gobierno de Calderón con el PAN, en lugar de un gobierno de las izquierdas? ¿Será que los ciudadanos, como dice AMLO, son masoquistas? ¿O será que esos millones de mexicanos son idiotas, descerebrados, incapaces de entender que el paraíso terrenal estaría con un eventual gobierno de Andrés Manuel López Obrador o de Josefina Vázquez Mota?
Se pueden tejer tantas especulaciones como especuladores decidan tejerlas. Pero lo cierto es que a siete décadas del nacimiento de Acción Nacional, a 25 años del nacimiento de las izquierdas partidistas que conocemos —como el PRD— y a 12 años de que el PRI fue echado de Los Pinos, abundan las evidencias de que fracasaron la doctrina y la cultura partidistas de derecha e izquierdas.
F
racaso cultural aun más dramático si se recuerda que Acción Nacional y el PRD nacieron para sacar al Revolucionario Institucional del poder presidencial, para convertirse precisamente en alternativa al PRI. Sin embargo, en siete décadas Acción Nacional sucumbió a las prácticas tramposas que le permitieron al PRI mantenerse en el poder por 70 años, en tanto que el PRD terminó convertido en grosera copia del partido tricolor.
En julio del año 2000 —luego de que el PRI fue echado del poder—, aquí dijimos que lo peor que le podría pasar a la derecha en el poder presidencial, y a la izquierda en los poderes estatales —como el del DF— sería sucumbir al feo contagio del síndrome de Estocolmo. De 2003 en adelante fue evidente —para todo el que quisiera ver la descomposición de derecha e izquierdas— que el PAN y el PRD se habían enamorado de las peores prácticas de su secuestrador en democracia: el PRI.

ERRORES DEL PAN Y DEL PRD

Y de ahí en adelante, los gobiernos azules y amarillos mostraron evidentes signos de que habían sido víctimas del síndrome de Estocolmo, contagio que los convirtió en groseras copias del PRI debido a su gusto por la antidemocracia, la opacidad, la corrupción, el autoritarismo y los políticos ladrones y depredadores. Derecha e izquierdas se emparentaron tanto al PRI que, a la vuelta de una década, algunos gobiernos tricolores parecían “buenos gobiernos” frente a las fechorías de las administraciones del PAN y del PRD.
Entre 2000 y 2006, PAN y PRD llegaron a tener 14 gobiernos estatales. Hoy la izquierda sólo tiene en su poder el DF, en tanto que el PAN ha mantenido un puñado de gobiernos, entre ellos Guanajuato y Baja California, al tiempo que, el 1 de julio, perderá Jalisco y Morelos.
El PAN llegó a 2012 con un gobierno cuestionado severamente por el saldo de la violencia: 50 mil muertos, pero con una gestión impecable en el manejo económico. Sin embargo, en política cometió graves errores al aliarse con el PRD —en elecciones estatales— para frenar al PRI. Luego rompió su hegemonía partidista al renovar a su dirigencia, a extremo de que llegó como presidente el peor político que pudo tener: Gustavo Madero, a quien se le ocurrió la estupidez de echar a pelear al PAN en busca del candidato presidencial para 2012.
La pelea interna fue ganada por Josefina Vázquez Mota —pero el partido literalmente se destruyó—, cuyos genios cometieron otro error garrafal: negar lo mejor que tenían; el gobierno de Felipe Calderón, al tiempo que lanzaron todas sus baterías contra el puntero, Peña Nieto. Esas pifias engordaron la candidatura de López Obrador, que pronto le arrebató el segundo lugar al PAN.
A su vez, las izquierdas evitaron la pelea interna, pero dejaron en la banca al mejor candidato que han tenido en años, a Marcelo Ebrard, quien sólo pudo trasladar sus éxitos a su sucesor en el Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, que tiene dos de cada tres votos. Mientras tanto, impusieron como candidato presidencial a un cartucho quemado: Andrés Manuel López Obrador, un mesías resentido, avejentado, más mentiroso que en 2006 —que de rencoroso pasó a amoroso— y quien nunca redujo las preferencias, de 15%, respecto al puntero.
La derecha y la izquierda cometieron tantos y tan graves errores en los 12 años que el PRI estuvo fuera del poder presidencial que en la contienda de 2012 dejaron el paso libre al PRI, con un Enrique Peña, un político de cuarta generación, que ganará, paradójicamente, como Lavolpe; “¡caminando!”.
-en El Universal, 17 de junio de 2012

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