sábado, 16 de junio de 2012

Ay

Llegaste Maximiliano
y te irás Maximilí
pues lo que trajiste de ano
lo vas a dejar aquí


-versos escritos en un muro de Palacio Nacional contra Maximiliano de Habsburgo, ignórase si por la condición de enemigo invasor o por otra condición. En la Fil pasada, en el programa radiofónico de El Acordeón, se entrevistó al historiador Francisco Martín Moreno a propósito de su libro Arrebatos Carnales. Sobre Maximiliano, el autor comentó más o menos lo que declaró en la siguiente entrevista:

FMM- "Maximiliano pasaba más tiempo en la ciudad de Cuernavaca que en el Castillo de Chapultepec, quien realmente gobierna entonces es la Emperatriz Carlota. Él era un enamorado de las flores y los bichos tropicales, Maximiliano venía a la Ciudad de México para gobernar una o dos veces por semana: ahí está el desastre del Imperio.
Maximiliano era bisexual. Desde pequeño tuvo inclinaciones por los varones, lo que atestigua el conde Carlos Bombelles, quien escribió que se besaron cuando tenían apenas ocho años; luego recuerda que en la isla portuguesa de Madeira pasaron cuatro noches con cuatro esclavos de "cuerpos fornidos, selváticos, los propios de fieras poderosas ejercitadas para matar. Algún hechizo especial sentimos Maximiliano y yo cuando acariciamos esos brazos semejantes a troncos de árbol y tocamos sus piernas talladas en maderas oscuras preciosas'', para agregar que "después de cada encuentro amoroso perdidos entre piernas, brazos, lenguas sedientas y labios mordelones, ellos parecían adquirir nuevas fuerzas''.
De modo que cuando la pareja imperial llega a México, Carlota ya no comparte cama con Maximiliano; sí hay cartas de amor, pero son pura fachada; pues ella, sola en el Castillo de Chapultepec, se enamoró del coronel guardaespaldas que le había impuesto su padre –el Rey Leopoldo I-, así que es una gran mentira toda esa historia de la "locura de mamá Carlota" que nos contaron en la escuela, de que la "Emperatriz de México" fue a buscar el apoyo de Napoleón III y del Papa Pío IX. La decadencia del Imperio de Maximiliano no tenía remedio, las tropas francesas iban a salir de México, fuera o no fuera Carlota a Europa. No había posibilidades de rescatar a Maximiliano, pero Carlota tenía que salir de México porque estaba embarazada del coronel Alfred Van der Smissen, por lo que se vio obligada a fingir demencia y ocultar su embarazo para no quedar expuesta como mujer de cascos ligeros y marido engañado, situación que en las cortes europeas de aquellos años, resultaba inadmisible."

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luna Onofre dijo...

Primero tuvimos una emperatríz que fingió locura, usaba pomposos vestidos pero tenía más pantalones que cualquiera, y eso que no era Carlos, era Carlota ¿vendrá otra más fina para compensarnos? ¿vendrá a decirnos que en el corral, la gallina es la de los huevos? Tiene razón quien lo dice así, también que cacarea mucho más que todo el gallinero junto.